domingo, 3 de abril de 2011
El plumilla sin pluma
En este mundillo, la herramienta oficial del Estado, la pluma o estilográfica es uno de los tesoros más preciados. No por escaso, sino por útil, la estilográfica es un bien ansiado por todo buen periodista que se precie. Sin ella no se puede escribir la historia.
Hoy en día los ordenadores portátiles ejercen en las ruedas de prensa el papel de mediadores entre profesional y público al que se dirige. Internet supuso la revolución y una vez ocurre el hecho o la declaración, la crónica se manda por correo electrónico a la redacción del periódico. Lo mismo ocurre con las fotografías. La inmediatez ha cambiado los modos de trabajo. El periodismo ciudadano ha supuesto que en el mismo momento en que alguien hace una foto con su teléfono movil, pueda colgarla al instante y difundirla a través de las redes sociales.
¿Es una pérdida en la calidad de la información lo que se produce con este cambio en los modos de operar? En mi opinión lo que ocurre es que el periodismo de verdad, el análisis, la información sopesada, el comentario crítico… se convierten en elemento secundario. Aún así, en los periódicos de información general siempre ha habido y habrán profesionales de esos que urgan, rascan y olfatean. Los “sabuesos” existirán siempre. El periodista que duda, que no se cree lo primero que le cuentan y el que no para de moverse.
La libreta, sin plumilla no es libreta. Lo constatamos aún a sabiendas de la consagración del "periodista-seta" (ilustrativa definición un afamado editor de deportes), es decir, aquél personajillo que se sienta en una rueda de prensa con su último modelo de computador portátil y no hace preguntas porque quiere cerrarlo y volverse cuanto antes a su casa. Está cansado, pero no por llevar tampoco muchas horas currándose el tema, sino porque todo lo que cuentan ya se lo sabe de memoria.
La libreta del plumilla (el nombre nos viene al dedillo) es más genuina, no envía correos, pero recoge lo más importante. Tampoco edita fotos, pero su tinta dibuja perfiles en momentos únicos. Hoy día la informatización no ha podido acabar con ella. Y en este trabajo seguirá siendo la herramienta fundamental.
Nacho Olmedilla
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